Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente
que no tengo el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será
definitivo, porque procuraré siempre servir a España, puesto al único afán en
el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un Rey puede
equivocarse y sin duda erré yo alguna vez, pero sé bien que nuestra Patria se
mostró siempre generosa ante las culpas sin malicia. Soy el Rey de todos los
españoles y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis
regias prerrogativas en eficaz forcejeo contra los que las combaten; pero
resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra
otro, en fratricida guerra civil.
No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos
son depósitos acumulados por la Historia de cuya custodia me han de pedir un día
cuenta rigurosa. Espero conocer la auténtica expresión de la conciencia
colectiva. Mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del
Poder Real reconociéndola como única señora de sus destinos.
También quiero cumplir ahora el deber que me dicta el amor
a la Patria. Pido a Dios que también como yo lo sientan y lo cumplan todos los
españoles. Alfonso. Rey.
Manifiesto de Alfonso de
Borbón, publicado en La Vanguardia de Barcelona el 17 de abril de 1931.
1. Naturaleza de la fuente
2. Identifique las ideas principales del texto, situándolo en su contexto histórico y núcleo temático correspondiente
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