domingo, 22 de mayo de 2016

Nacionalismo



Tema: Los principales nacionalismos

            El nacionalismo es una doctrina que se caracteriza ante todo por el sentimiento de comunidad  de una nación, derivado de una historia, lengua, territorio, costumbres e intereses comunes. A lo largo del siglo XIX, y en especial en su segunda mitad, aparecen en España núcleos intelectuales y grupos políticos que manifiestan las peculiaridades lingüísticas, culturales y económicas  de determinadas regiones de España que las diferencian claramente de otras.
            El primer movimiento importante del despertar de  la conciencia regional a través de manifestaciones culturales fue la Reinanxença catalana, y literatos como Verdaguer, Guimerá o Maragall relanzaron con fuerza la literatura, sobre todo la poesía. También en Galicia hubo un pequeño renacimiento cultural con Rosalía de Castro. Pero el paso más importante hacia el nacionalismo se dará en el último cuarto del siglo XIX, cuando en algunas regiones, Cataluña, País Vasco y Galicia, este espíritu cultural adquiera manifestaciones políticas. 
.-El catalanismo. La burguesía catalana más interesada en la industrialización y sumergida en “la fiebre del oro”, se preocupó poco por el renacimiento cultural. Pero la incapacidad del régimen de la Restauración para responder a la modernización requerida por la burguesía y la necesidad de proteger y estimular el desarrollo de la industria local, la llevaron a defender el catalanismo. En 1880, se celebra el Primer Congreso Catalanista, convocado por Valentí Almirall, para intentar unir las dos corrientes del catalanismo, el político y el cultural. En 1882 crea el Centre Català, que en 1892 convocó la reunión de la que salieron las Bases de Manresa, consideradas como los fundamentos del autonomismo catalán. En este manifiesto, redactado por Enric Prat de la Riba, intelectuales y profesionales regionalistas pedían la autonomía administrativa y política, así como un mayor apoyo a la economía catalana. En 1901, se fundó la Lliga Regionalista, como nuevo partido dispuesto a defender los intereses y a reivindicar los derechos de Cataluña. En  1914 se constituyó la Mancomunitat de Catalunya, federación voluntaria de las cuatro diputaciones de Cataluña, con el objetivo de recuperar la unidad rota por la división provincial de 1833. En 1925, Primo de Rivera disuelve definitivamente la Mancomunitat de Catalunya. En las elecciones de 1931, el partido Esquerra Republicana consiguió una gran victoria y se convirtió en una fuerza política importante. El partido presidido por Macià elaboró, junto con otras fuerzas políticas, el Estatuto de Autonomía, aprobado en las Cortes en septiembre de 1932 por el apoyo de Manuel Azaña.

.-El Vasquismo. En el País Vasco, el pensamiento nacionalista comenzó a configurarse durante los años finales del siglo XIX. La supresión de los Fueros fue considerada como un ataque por los sectores más tradicionalistas y la llegada de un gran número de inmigrantes desde otras regiones de España, gracias al avance de la industrialización, como un ataque a la lengua y las costumbres vascas. Sabino Arana, auténtico motor del movimiento nacionalista vasco y defensor de la raza vasca, los Fueros y la religión, impulsó el nacionalismo vasco. En el año 1894, fundó el PNV (Partido Nacionalista Vasco), basado en la defensa de la lengua y de las señas de identidad vascas (Euskadi). Durante la II República, el PNV fue evolucionando hacia posturas más moderadas gracias a su lendakari José Antonio Aguirre, y también elaboró un Estatuto de Autonomía, el Estatuto de Estella, que fue rechazado por las Cortes  y aprobado al inicio de la guerra civil (octubre 1936).

.-El Galleguismo. Es más tardío y no se sustenta, como el catalanismo y el vasquismo, en unos presupuestos económicos y sociales porque en Galicia la estructura económica seguía descansando en la agricultura tradicional y atrasada y la burguesía era escasa e incapaz de fomentar el nacionalismo.  
            El nacionalismo gallego fue primero de tipo cultural y fue el movimiento llamado Resurdimiento, encargado de fomentar la lengua y cultura gallegas y fue a finales de la Restauración cuando comenzó a ser reivindicativo desde el punto de vista político. Destacan figuras como Manuel Muguia y Alfredo Brañas. El nacionalismo gallego manifestará dos tendencias políticas: una liberal centrada en La Coruña y otra tradicionalista en Santiago de Compostela.  El galleguismo no pudo aprobar su Estatuto de Autonomía, elaborado durante la II República, por el estallido de la guerra civil ya que los nacionales ocuparon Galicia desde el inicio de la guerra.

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